Kusyth
Mensajes : 24 Fecha de inscripción : 30/08/2008
| Tema: Kusyth Miér Sep 03, 2008 6:42 pm | |
| hola!
Estas leyendo la introduccion a mi primera historia. He separado este post para comentar sobre los cambios de mi personaje y sobre la intencion de la historia.
Los cambios de mi personaje son fundamentalmente que he decidido que arranque como Alto Elfo y no como Elfo Sylvano, que es como lo introduje en mi post del foro de presentacion. Pienso que haciendolo Alto Elfo, no alteraré demasiado mi plan de personaje y sin embargo hare mas facil el meterlo en un contexto comun.
La intencion de la historia es describir a mi personaje y establecer una relacion con el Concilio de la Luz, a traves de su propia experiencia. si ademas de eso entretiene, estupendo!
Espero que os guste y gracias por leerla!
Última edición por Kusyth el Miér Sep 03, 2008 6:48 pm, editado 1 vez | |
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Kusyth
Mensajes : 24 Fecha de inscripción : 30/08/2008
| Tema: Re: Kusyth Miér Sep 03, 2008 6:45 pm | |
| El Oscuro Vacio
Oscuridad. Dolor. Sangre. Kusyth sentía en su boca el sabor metálico y salado de la sangre y sabia que algo grave sucedía, incluso antes de intentar ningún gesto. Respiró hondo. Tomo fuerzas y abrió los ojos.
Se vio tumbado en la hierba rodeado de una espesa niebla gris que oscurecía aun mas la noche. Le dolían muchas partes del cuerpo. Intento mover los brazos e incorporarse. Mala idea. Un intenso dolor en el costado le hizo cambiar de idea rápidamente. Observo varias saetas negras clavadas en su costado, como las que usan las ballestas de repetición de los Duchii de Naggaroth. Afortunadamente, su armadura de escamas de metal Ithilmar, había evitado que los dardos enemigos hubiesen penetrado mas profundamente.
Intento mover las piernas. Al menos una se movía. La otra dolía intensamente y se sentía entumecida. Posiblemente rota. No parecía amputada. Sonrió cínicamente y tosió escupiendo algo de sangre. Al menos estaba vivo.
Según se iba dando cuenta de su penosa situación y de la gravedad de las heridas, comenzó a recordar lo que le había sucedido. Recordó como había acudido a Eataine escoltando al Archimago Silaith, su Señor. Durante muchas décadas, Kusyth había protegido al mago y este se había convertido en amigo y mentor.
Sin embargo Kusyth odiaba esas misiones de escolta. Las consideraba casi un desfile protocolario de la unidad de Espaderos de la Torre, por los campos y villas de Eataine en compañía del Archimago y sus sequito. Recordó como se molestó cuando le asignaron el mando de aquel grupo de escolta, considerando que mas que un honor, era una tarea propia de un novato. Pero la aceptó pues era su deber y se conformo pensando que al menos escoltaría a un gran Archimago, y a un mas querido amigo.
El sequito partió como estaba previsto. Lo componían el mago, sus acólitos y sirvientes, bestias y carros para elfos y carga, y una pequeña unidad de honores de la guardia de la Torre Blanca.
En cada una de la haciendas y villas importantes eran recibidos con gran solemnidad, y los engalanados nobles y burgueses, se rodeaban del populacho y la milicia local para recibir a la comitiva con el alboroto típico.
Llevaban una semana de festejos y honores de pueblo en pueblo, cuando llegaron a la villa portuaria de Cladriane. Era una histórico pueblo de mercaderes marinos con un pequeño bastión, protegido por la guardia marina de Lothern. Un lugar pacifico y bello como tantos otros en la costa de Ulthuan. Poco podían sospechar que la villa en la que hacían noche, seria elegida por la Flota Oscura como punto de desembarco de una nueva incursión.
Aquella misma noche mientras dormían, amparada en la niebla, el Arca Negra y los navíos corsarios del clan Kariohn, encaraban sus proas hacia tierra y sus velas triangulares se afilaban como guadañas negras, sedientas de sangre.
La incursión fue repentina y muy silenciosa. Pronto los elfos oscuros construyeron una línea de tropas desde la playa, que presentaba un amplio frente capaz de engullir cualquier conato de resistencia local. El silencio de la noche se rasgo por los graves sonidos de los cuernos de guerra.
Después estalló la batalla casa por casa, la alarma, los gritos, los cuerpos mutilados, el fuego, los sonidos silbantes de los virotes clavándose por doquier y los reflejos del metal de las armaduras y de las armas, iluminados a ráfagas por las explosiones de la hechicería. El sonido del dolor y la muerte.
El Archimago Silaith cayó demasiado pronto. Sin duda los invasores conocían su presencia y un grupo brujas elfas consiguieron llegar hasta el y contaminarle con el poderoso veneno Negro de los reptiles de Naggaroth. Kusyth no sabia como habían conseguido sorprender al poderoso mago, pero lo que si sabía es que no existía un contraveneno contra las armas de las brujas. Era una muerte rápida, dolorosa y segura.
De nada sirvió acabar con sus asesinas, que murieron despedazadas por las espadas de los guardias elfos, mientras éstas intentaban componer un "Estanque de las Ofrendas" vertiendo la sangre de los Altos Elfos junto a un árbol del que colgaban los cuerpos mutilados de sus victimas.
Recordó como reunió a los Espaderos supervivientes y a los restos de la milicia y de la unidad de marina de Lothern en la plaza del pueblo, y como organizaron la retirada de las mujeres y los niños hacia el bosque.
Los elfos salieron del baluarte presentando la cara al enemigo y atrayendo su atención, mientras la mujeres y los niños intentaban escapar en los pocos corceles disponibles, por el lado de la villa mas alejado del mar.
Kusyth recordó como marcharon valientemente a pie y en formación, los Maestros de la Espada delante. La guardia de Marina con sus pesados escudos, detrás. Y la milicia local armada con lanzas y arcos, formando una difusa tercera línea.
Para sorpresa del enemigo, los altos elfos avanzaron contra los Caballeros Gélidos y sus monturas reptiles ancestrales, en una maniobra prácticamente suicida, pues estaban en franca desventaja y eran superados en número muchas veces.
El enemigo respondió cargando furiosamente y Kusyth recordó a sus compañeros pegados a el, y como juntos recitaron por ultima vez la "Canción del Creador", esperando la embestida enemiga.
Después, el combate fluyó como un río negro hacia la nada. Los golpes de los espaderos elfos eran perfectos y el resto de la tropa se batía con bravura, haciendo que los enemigos pagasen caro aquel ataque corsario. Sin embargo la oleada de caballeros gélidos, arpías de Karond Kar y soldados negros, pronto rompió la línea de los altos elfos por varios puntos.
El fin estaba próximo. Aunque los Maestros elfos encadenaban los movimientos de sus armas de forma continua como molinos de viento, poco a poco la marea de espadas sucumbió a los asaltantes. Kusyth era incapaz de recordar cual de los golpes recibidos, fue el que le abatió inconsciente. Sin duda le dieron por muerto, dada la cantidad de castigo que había sufrido.
Ahora que recuperaba el sentido, recordó a su Señor y sus amigos muertos. La idea de que quizá su ataque habría permitido que algunas mujeres y niños se salvasen de los elfos oscuros, no le consoló. Una lagrima se deslizó por su mejilla mojándola con la tristeza mas absoluta. Deseó mil veces estar muerto.
Los elfos oscuros concluyeron con su pillaje y se retiraron de nuevo a alta mar antes del amanecer. La orgía de sangre concluyó arrasando todo lo que habia en la villa, dejando solo ruinas y cadáveres.
Ya era de dia cuando una patrulla de sombríos encontró a Kusyth tendido allí donde cayo. Era el único superviviente de la fuerza militar. Uno de ellos le dijo"- debes haber sido bendecido por Kohandir, el padre de todos los caballos!.. Solo así se explica que hayas resistido tanto tiempo con esas heridas!"- Kusyth sonrío débilmente ante la broma del explorador y supo que quizá los dioses querían que viviese para luchar otro día.
Última edición por Kusyth el Miér Sep 03, 2008 7:12 pm, editado 6 veces | |
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Kusyth
Mensajes : 24 Fecha de inscripción : 30/08/2008
| Tema: Re: Kusyth Miér Sep 03, 2008 6:47 pm | |
| Un Nuevo Destino
Muchos meses después, una vez restablecido de una larga y dolorosa convalecencia, regreso a los cuarteles de la Torre Blanca de Saphery. Incapaz de asumir la culpa por la muerte de su Señor, Kusyth se entregó al entrenamiento de la esgrima con una dedicacion obsesiva, y se volvió mucho mas callado y solitario.
Asi continuó durante meses hasta que fue llamado al despacho del Comandante. Kusyth cumplió la orden y se presentó ante su jefe de unidad. Su comandante le miro con ojos indiferentes mientras Kusyth permanecía firme, y le dijo:
- Kusyth, me alegro que te hayas recuperado de tus heridas. Luchasteis con honor en las playas de Eataine.-hizo una pausa y miro al elfo a los ojos en busca de respuesta- Pero la guerra no ha terminado. En estos tiempos de cambio necesitamos a todos los Elfos capaces de… -Kusyth hizo ademán de interrumpir, y el comandante continuo su discurso, ignorándole -.. de defender Ulthuan.
Nuestro gran Rey Fenix ha dispuesto que los Asur luchemos junto a humanos y enanos por la defensa de nuestro mundo. – Se detuvo para observar la perpleja reacción de Kusyth y continuó de nuevo.- Estamos reuniendo los restos de unidades dispersas para formar junto a enanos y humanos un ejercito capaz de luchar conjuntamente.
Tengo una misión para ti.. Kusyth. Viajarás hasta el destacamento detallado en estas ordenes - le entrega un manuscrito con sus ordenes- y te presentaras al Príncipe Ithaerion . Entrégale esta carta de presentación y dile que yo te envío para unirte a las fuerzas del Concilio de la Luz. El esta a cargo de las distintas unidades especializadas que estamos formando allí.
Tu misión es integrarte en la unidad expedicionaria y prepararte de nuevo para combatir . Aprende todo lo que puedas de las tácticas de esos enanos y humanos, y honra siempre a los Maestros de la Espada de la Torre Blanca…
..Alguna pregunta?
–Kusyth sorprendido por la extraña misión, continuo en silencio. Luego finalmente contesto: -"Se hará como dices, Comandante".
"Partirás de inmediato. Buena suerte, Kusyth. Puedes retirarte.."
Kusyth recogió sus escasos pertrechos y abandonó Saphery sin mirar atrás, ni despedirse de nadie, pues los recuerdos inspirados por la sola visión de la Torre Blanca, le recordaban aquella noche aciaga, y le dolían profundamente.
Por un momento pensó que quizá no estaba curado del todo. Quizá nunca lo estaría. Tal vez la oscuridad había anidado ya en su alma para siempre. En cualquier caso, sabía que a cada paso, se acercaba al destino que los dioses le tenian reservado.
(continuara…) | |
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