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| La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos | |
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Crestanevada
Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Miér Jun 04, 2008 5:28 pm | |
| -Mi trabajo consiste en informar a el resto de personas sobre aquello que pasa desapercibido ante sus ignorantes y rutinarios ojos, me gusta verme como alguien que limpia los nombres sucios y camuflados entre el resto, para que el brillo que esconden pueda ser visto por todos. Pese a lo que piensen algunos, no es un trabajo fácil, en mas de una ocasión tengo que arriesgar mi vida (y lo que es mas importante, mis notas), por perseguir a los aventureros en sus peligrosas incursiones- el bardo saca una vieja pipa y la coloca sobre la mesa, acto seguido rebusca algo de tabaco de fumar en el zurron, hace una bola y la mete en la boca, comienza a mascarla- uh?..ah, es una costumbre que tome de alguien a quien observé durante un tiempo, creo es de las pocas cosas que ha dejado sobre el mundo, además de un cadáver al cual ni las moscas se acercan. Os hablare de el...
-Grunfoold eh?. Si…le recuerdo, ese goza de cierta fama en la montaña , un triste suceso que aun debería avergonzar a unos cuantos- el sacerdote se acariciaba la barba bien recortada mientras hablaba, y yo no hacia otra cosa que tomar notas frenéticamente.
-Cuando estaba aquí se movía en su celda cada noche, mientras soñaba, aferraba las sabanas con fuerza, como si su vida colgara de ellas, su cuerpo tiritaba de frío en las calurosas noches, parecía una bestia atormentada cuando acudió a mi en busca de algo que solo el puede encontrar, de cualquier forma, me siento agradecido por haber podido mostrarle el camino.
- Y dices que soñaba? Alguna vez te hablo sobre esos sueños?
-Los sueños helados…así les llamaba el, apenas le dejaban dormir, solía mencionar a una mujer a la que llama La fría dama, dijo que ella los enviaba a su mente, para jurarle venganza mientras dormía, visiones de su cuerpo congelado entre dos témpanos de hielo le hacían temblar de miedo cuando se despertaba cada noche, sabia que aquello iría cada vez a mas si no encontraba ayuda. Por eso vino al templo, buscando la sabiduría y la paz de Valaya…
La fría dama, aun recuerdo aquel día y tiemblo de frío. Seguía los pasos del enano desde una distancia prudente, he de reconocer que su poco aprecio por la vida en general, incluida la suya propia me había obsesionado últimamente, los enanos eran un misterio que me disponía a investigar. Esta vez iba acompañado de otros personajes, una especie de grupo o fraternidad, todos armados y con aspecto bastante peligroso, la verdad es que desde que le seguía los pasos no había dejado de tomar notas sobre individuos bastante pintorescos a los que solía frecuentar el enano, quizás fue por eso por lo que no me sorprendió lo mas mínimo ver elfos en el grupo que se hacia cada vez mas grande, junto a la falda de las nubladas. Molesto por no poder escuchar de qué hablaban, decidí rodearles y apostarme en un punto del camino hacia las montañas, parecía obvio que se dirigían hacia los picos. La compañía pasó de largo sin percatarse de mi presencia, arrasaban con todo lo que se les ponía delante. El viento a favor de la montaña, y algunos trucos propios de mi profesión me permitían escuchar las conversaciones a gritos del grupo que subía por la ladera de los picos desde una distancia prudente.
-En verdad, tu pueblo es imponente, Grunfoold, solo de pensar en las ruinas bajo este suelo… me hace sentir muy insignificante- dijo el pícaro, y el enano lo miro con ojos a los que asomaba la tristeza. - Si humano, lo fuimos, pero la destreza que creo esas salas esta ahora fuera de nuestro alcance. Ya no contamos con el número de canteros necesarios para construir eso.
Grunfoold volvió la cabeza para contemplar el camino por el que se iba a la antigua fortaleza enana, transformada ahora en el fétido cubil de las bestias, luego la sacudió la nieve de la enorme cresta plateada.
-¡Ay, humano!, tu tienes alguna idea de lo bajo que hemos caído? Los días de gloria han quedado atrás. En otros tiempos creamos todo eso, pero ahora nos amontonamos en unas pocas ciudades empequeñecidas y aguardamos el fin del mundo. El día de los enanos ha marchado para no regresar nunca más. Nos arrastramos como gusanos por las obras de los tiempos antiguos, y la gloria de lo que una vez fuimos se burla de nosotros.
Hizo un gesto con la terrible hacha hacia las enormes puertas como si deseara demolerlas de un solo golpe, por ellas cabria todo un ejercito en cuestion de minutos.
-¡Con ese tipo de cosas tenemos que compararnos!- bramó, y el resto de enanos le miraron entristecidos.
El grupo se desvió por un camino que permanecía oculto por una enorme pared de hielo y nieve, pasaron al otro lado y les perdí de vista un rato, pero solo tuve que seguir el rastro de cadáveres de una banda de trasgos para llegar a la entrada de la cueva por la que habían entrado. A medida que me adentraba en la gélida estancia, todo lo que me rodeaba adquiría un peculiar tono azulado, la luz emanaba de el interior de las paredes de hielo, desde luego no se trataba de una entrada natural en la montaña, sino de un corredor bien excavado, seguí al grupo desde una distancia prudente, los ecos de los ruidos de las armas entrechocando en la pequeña estancia llegaban a mis oídos.
Salieron de la claridad de el corredor para entrar en un espacio poblado de sombras y débilmente iluminado por mortecina luz azulada que manaba de 3 enormes pilares que bloqueaban el camino, el frío en aquella zona hacia llorar los ojos y que se acumulase escarcha bajo la nariz. De vez en cuando se escuchaban unos golpecitos y veía como mas adelante el enano se detenía y apoyaba una mano contra la pared. Por curiosidad, hice lo mismo y sentí unas pequeñas vibraciones, como si algo distante corriera por el suelo helado.
- Los goblins están tamborileando las paredes- explico un enano- Saben que estamos aquí, así que será mejor que aceleremos el paso a fin de confundir a los exploradores que pueda haber El resto asintió. Las paredes tintineaban como zafiros. Por el suelo correteaban ratas gordas de pelaje blanco y ojos rojos que se alejaban de el grupo, Grunfoold imprecó e intento aplastar de un pisotón a la mas cercana, esta lo esquivó. El enano sacudió la cabeza.
-Incluso aquí, tan cerca de la superficie, vemos la corrupción de la sombra. Mas abajo debe de ser peor.
Después de librar una pequeña escaramuza con un pequeño grupo de goblins de las nieves, bajaron por un estrecho agujero en el suelo de la sala, no parecía natural. Comenzaba a arrepentirme de haber seguido al grupo hasta aquel lugar, si me descubrían podían tomarle por un espía y sabia que el enano no mediaría palabra alguna antes de lanzarme el hacha de aspecto terrible a la cabeza, le había visto hacerlo en mas de una ocasión. Bajé por el pasadizo y me escondí tras unas rocas a tomar nota frenéticamente de el lugar, a diferencia de la parte superior aquel parecía una especie de poblado humano, y en efecto, vi como un grupo de asaltantes de las nieves caía sobre los aventureros tendiéndoles una emboscada. A partir de entonces las cosas sucedieron demasiado rápido para tomar nota de todo, no daban cuatro pasos sin ser atacados por las terribles mujeres, que como valkirias enloquecidas, se lanzaban hacia una muerte segura a manos de los enanos, no pude contener cierto sentimiento de respeto hacia la ciega determinación de estas mujeres a dar la vida por su causa, sea cual sea.
-Huelen a goblins- dijo nuestro enano
-Están detrás de nosotros, me parece- comento Balin
Están por todas partes a nuestro alrededor- lo contradijo Grunfoold-. Este sitio se ha usado como camino de las asaltantes durante mucho tiempo al parecer. ¿Qué haremos? – inquirió el elfo, al mismo tiempo que lanzaba miradas de preocupación hacia todos lados Continuar adelante- respondió el enano mientras examinaba el entorno-. En cualquier caso, vamos en la dirección correcta.
Miré hacia atrás, mientras les seguía, habían dejado una hilera de cadáveres blancos como la nieve, sospechaba que les estaban conduciendo a una trampa. Las cosas pintan mal-pensé- ya nos han cortado el camino de regreso a la superficie con toda seguridad, a menos que el grupo de aventureros conozca otra ruta. | |
| | | Crestanevada
Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Miér Jun 04, 2008 5:28 pm | |
| LA FRIA DAMA
La expresión del enano me aseguró que no estaba prestándole la mas mínima consideración a ese tipo de cosas. El enano miraba a su alrededor con aire preocupado, como si esperase que la gruta se le cayese sobre la cresta. Finalmente llegaron a lo que parecía el centro de aquel lugar, una especie de plaza central gélida, rodeada por un río congelado y unas cuantas casas. Todo lo que sucedió a continuación esta grabado a fuego en mi memoria, y dudo que las palabras que estas leyendo ahora mismo puedan expresar verdaderamente todo lo que sucedió en aquel lugar.
Fue como si alguien apagase todo fuego o luz en la tierra, como si todos los ríos y mares de congelasen y el calor dejase de existir, el frío de la estancia hacia que apenas pudiera mover los dedos que hacia rato había dejado de sentir, mi mano escribía por voluntad propia.
De la nada surgió una voz fantasmagórica, oculto desde mi posición vi como la barba de el enano se erizaba, el latido de mi corazón resonaba con fuerza, acelerado, dentro de mis oídos, y pensé que iba a desmayarme en este este mismo instante. El extraño resplandor azulado alumbraba la sala, se reflejaba en la armadura escarlata de Grunfoold y bañaba su rostro macilento, confiriéndole el aspecto de un horrible zombi. La sombra de los aventureros se encumbraba enorme y amenazadora contra la pared helada que, de la nada, surgía justo en las salidas, corrí para no quedar encerrado, y desde ese momento tuve una vista privilegiada de la escena, tras la transparente muralla de hielo.
La entidad de la que emanaba la luz se encontraba de pie, frente a ellos, los brazos ocultos bajo las grandes mangas de su vestido. Era insustancial y, sin embargo, tenía la presencia de las edades, como si fuese una manifestación de tiempos remotos hecha realidad. Su rostro poseía una autoridad que minaba el espíritu de todos. Y su voz era una cuchilla fría como la muerte, que profería profundos cortes en la mente con cada palabra.
-¿Quienes han entrado en mi hogar y matado a mis guerreras? Exijo saber vuestros nombres, mortales.
La respuesta fue un hacha arrojadiza, que de no haber traspasado el cuerpo de la mujer como si de un espejismo se tratase, habría acabado con su vida. La risa de la dama casi helaba la sangre, y hubiera jurado que el frío en la estancia había aumentado, si es que eso era posible. Ella arranco sus nombres de sus gargantas, el grupo parecía a punto de congelarse, la escarcha se formaba entorno a sus armaduras, y la cresta de el enano parecía estar congelada, aun así, en su rostro aun había una desafiante mueca.
-Dime tu nombre anciano!!- parecía furiosa ante el estúpido orgullo de el enano
-Aquella que va a morir tan prronto no necesita conocerr mi nombrre- la mujer apenas podía contener la rabia que le producía la insolencia de el enano.
Todo parecía perdido, la promesa de que todos serian destruidos parecía demasiado real y yo luchaba contra el deseo de salir de aquel lugar corriendo antes de que la furia de la dama se desatara. Parecía que jugase con el grupo, se disponía a humillarles.
-Bien, he decidido que si os arrodilláis, y suplicáis mi clemencia, dejare marchar a aquellos que lo hagan, de lo contrario moriréis…- el orgullo de la dama gelida parecia ser su mayor enemigo.
Uno a uno fueron avanzando, parecían mirar a los ojos blancos de la imagen y dejar allí su orgullo, inclinar la cabeza y reconocer el poder de la cruel dama, resignados a caer en sus manos.
Que estaba pasando!? Grunfoold no podía creer lo que estaba viendo, sus hermanos, Zhoran y Balin, acababan de inclinar la frente ante aquella *****, lo esperaba de el ladrón y de el elfo pero nunca habría imaginado que la fuerza de la mujer fuese capaz de poner a sus pies la voluntad de un enano. Se resigno a morir, por un momento pensó en lo poco que dejaría tras de si, su apellido caería con el en aquella ratonera helada. Nunca se sometería a la voluntad de nadie que hubiera arrebatado el orgullo de sus hermanos así, su armadura estaba congelada y apenas podía moverse. Miró por última vez a sus hermanos al otro lado del muro, y una lágrima se congelo en su mejilla.
Grunfoold cerro los ojos y comenzó a nombrar en su mente a sus ancestros, aquellos que habían caído en combate, los que le habían prestado su nombre y a los que el debía devolvérselo brillante de orgullo y limpio de toda deshonra. Alzó una plegaria al padre que pronto le reclamaría.
De repente todo se torno sombras y silencio, solo roto por el entrechocar de dos metales, los fuertes golpes resonaban en su mente, con una secreta fuerza de imperio que se hacia notar en todo su cuerpo, recordó a su hermano Zhoran trabajar en el yunque, moldear el metal como Grugni moldea el alma de sus hijos, escuchó el eco de los pasos de su hermano Balin llevando el carbón para dar vida a la forja, y sintió que el frío había desaparecido, siendo remplazado por un fuego que ardía en alguna parte, en su interior. BUM! BUM! BUM!, los martillazos le hicieron abrir los ojos y mirar todo lo que le rodeaba bajo una velo rojizo que nublaba sus ojos, un intenso calor le inundaba, los nombres de sus ancestros seguían pronunciándose en su mente pero esta vez no era su voz la que los nombraba, eran las voces de los propios enanos que habían vivido para llevarlos a la batalla!, podía reconocerlas, formando una antigua lista dentro de el, poco a poco la plegaria lanzada al cielo fue inundando el aire a su alrededor, casi podía ver las palabras formar runas sagradas ante sus ojos y todo parecía suceder a cámara lenta.
-Y tu, anciano?, contesta!! Estúpido viejo, he preguntado que si pedirás perdón por tu insolencia, o prefieres la muerte?
Morrirré señora,- el calor rodeaba al enano, como una muralla infranqueable- perro si mi cuerrpo cae, si mi alma abandona esta arrmadura y la estrrella en tu suelo, sentirás el sonido de mil montañas al caerr, y mi voluntad estremecerrá tu casa. Un alma inmorrtal irra a las estancias de Valaya, donde mis ancestrros me esperran parra llevarrme a las cálidas y oscurras estancias de el padrre, donde mi espírritu se recuperara de los golpes, en mi asiento de piedrra- la voz de el enano se alzaba y retumbaba en la estancia, el calor que emanaba de su armadura derretía el suelo por donde pisaba, y la fría Dama retrocedía, sin poder explicar lo que estaba pasando- Y cuando tu oscurra alma abandone su frría morrada...cuando seas condenada porr el mal que has trraído a la tierrra!! Cuando arrañes tu piel de dolorr! Cegada por la eterrna oscuridad que te rrodea! Entonces mirrarre hacia abajo, te verré sufrrirr y sonrreirré, porque sabrré…que te he vencido!!!
La figura de el enano rojo alzo el escudo y golpeo el suelo helado, parecía repeler el frío en el aire.
-SIENTE EL FUEGO DE MI VOLUNTAD!! – el golpe pareció estremecer los cimientos de la tierra, la punta de el escudo se estrello en el suelo cuarteando el hielo bajo el- TU MAL NO PUEDE TOCARRME!! TU FRRIO NO PUEDE ATRRAVESARR EL CALORR DE LA FORRJA DE LOS ENANOS!!- BUM! BUM!, la mujer retrocedía ante el avance del enano en llamas, abría los ojos, incrédula ante lo que sucedía, y el miedo se reflejaba en su blanco rostro.
El sonido de otros escudos se unieron al enano rojo, desde el otro lado sus hermanos golpeaban sus hachas en las superficies metálicas y la fría Dama se llevaba las manos a los oídos.
-NO!! NOO!!- su esencia se debilitaba poco a poco, y menguó hasta desaparecer, dejando una maldición en el aire- ENANO!! ME LAS PAGARAS! Grunfoold sintió como las sombras se cernían sobre el, el cansancio lo inundaba,no escuchaba los gritos de alegría y las palabras de sus hermanos mientras le rodeaban para que no cayera al suelo desvanecido.
Esta ardiendo!, quema como el metal al rojo!- exclamo zhoran.
Yo estaba inmóvil, hacia rato que había dejado de escribir, la visión de la enrome fuerza de voluntad de aquella figura chaparra me había conmovido y solo pude quedarme agachado en mi escondite, inmóvil, mientras las paredes de hielo a mi alrededor se derretían. Vi como los hombros de los enanos servían de apoyo a Grunfoold mientras todos salían de allí, por un momento pensé de alejarme hacia la salida pero un ruido me dejo clavado en el sitio, paralizado de miedo. De detrás de una pared helada surgió la sombra de dos cabezas coronadas por témpanos de hielo, la estatura de las bestias doblaban la de el elfo y antes de que el grupo tuviera tiempo de reaccionar, el golpe de un enorme puño de hielo lanzo a nuestro enano contra una pared, aquel impacto habría matado a un oso. Los golems parecían bastos trozos de hielo arrancados de la montaña, tenían cierta forma humanoide, y no había expresión alguna en su rostro de escarcha. Se movían con una velocidad sorprendente para unos seres de ese tamaño. El cuerpo yacía inmóvil en el suelo mientras la criatura avanzaba hacia el, aquella abominación iba a llegar y lo mataría, y no podían hacer nada para salvarle. Las cabezas bestiales rugieron y los ecos reverberaron por el largo corredor mientras avanzaban hacia el grupo.
Zhoran dio un paso y se interpuso entre el cuerpo de su amigo y el monstruo, con las piernas flexionadas en posición de combate. La sombra del enano se proyectaba alargada a sus espaldas en la mortecina luz azul, de modo que se encontraba en el extremo de un charco de oscuridad, con el hacha en alto, mientras la armadura roja de Grunfoold brillaba tras el, Zhoran podía sentir como su hermano lo protegía del frío aun estando inconsciente.
El Gólem de hielo se detuvo y bajó los ojos para mirarlo, atónito ante la temeridad de aquella pequeña criatura. Zhoran le devolvió una mirada feroz y escupió.
-Ha llegado tu hora de morir, engendro – dijo. Le lanzo un golpe con el hacha que abrió un enorme tajo en la pelvis del monstruo de la que manaba agua fría. Este continuo inmóvil, estudiándose la herida con indiferencia, y Zhoran le propino otro golpe en el tobillo con intención de desjarretarlo. Una vez mas, manó agua helada, pero si la criatura sintió algo, no dio muestras de ello.
Con una velocidad cegadora, el enorme mano descendió y se cerró, le habría arrancado la cabeza al enano azul si este no se hubiera agachado. Entonces la bestia emitió un bramido colérico y lo ataco con un puño del tamaño de una cabeza de troll que el enano logro desviar con el hacha…
DESPERTAR La mañana era triste, la nieve caía cubriendo con un blanco sudario la vieja montaña, ni un ave volaba en el cielo ni se alzaba rumor alguno en la tierra congelada. Apenas el sonido dejado por la pálida huella en la nieve.
-Que frío!- dijo la enana mientras caminaban, el llevaba las botas atadas al cinto- No sienten la nieve tus pies!? -Mis pies nada sienten- respondió con calma- el frrío que yo siento lo llevo en el alma, y el frrío de la nieve no es mas durro. Vamos, sigue caminando
-Mas frío que el de la nieve!... ¿Cuál es, querido? ¡No hay otro que pueda ser mayor! -Aquel que de muerte taladra las almas, aquel que en el pecho me puso tu padre cuando nos obligo a dejar la montaña el día que nos casamos. Ella se descalzo lentamente y quedo parada en medio de la inmensidad.
-No, sigamos juntos, hace demasiado tiempo que parrtimos.
-Puedo seguir esperando amor mío, esperaré aquí, pero tu debes seguir vagando en la montaña.Tu destino no es menos cruel que el mío.
Grunfoold puso el escudo frente a su rostro para que el viento helado no le golpease los ojos. Y comenzó a caminar una vez más
Cuando abrió los ojos lo primero que vio fue un fresco sobre el techo de la habitación. Una imagen del alzamiento de Sigmar, y la union de hombres y enanos. El aroma inconfundible de Altdorf le llenaba las fosas nasales. | |
| | | Aenthril
Mensajes : 78 Fecha de inscripción : 06/06/2008 Edad : 34
| Tema: Re: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Vie Jun 06, 2008 1:03 pm | |
| muy buena ^^ me encanta la historia al principio cuando lei el titulo me sono muxo a una historia q ya habia leio de los enanos del caos en los manuscritos de Nuth | |
| | | Tharkunt Rama de Roble
Mensajes : 319 Fecha de inscripción : 30/05/2008 Localización : La RiOjA
| Tema: Re: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Vie Jun 06, 2008 2:40 pm | |
| ta bastante bien la historia, por lo menos ami me a gustado | |
| | | Crestanevada
Mensajes : 28 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Vie Jun 06, 2008 5:33 pm | |
| bueno, unos enanos mas fantasticos de lo normal . Me animo y subo otra | |
| | | Eändril
Mensajes : 361 Fecha de inscripción : 30/05/2008 Edad : 37 Localización : En la Beta de WAR
| Tema: Re: La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos Lun Jun 09, 2008 2:16 am | |
| - Crestanevada escribió:
- bueno, unos enanos mas fantasticos de lo normal . Me animo y subo otra
siempre es bueno leer algo que salga de lo comun! Animo y no dejes de subir más!! jeje al final haremos la gran biblioteca de Alejandría con tanta historia! | |
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| | | | La Fria dama. Una historia de enanos y los misterios del Caos | |
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